En todo el mundo, circulan más de 500 millones de armas pequeñas y ligeras, es decir, una por cada doce personas aproximadamente. Según cifras manejadas por Europol, el comercio internacional de estas armas supone actualmente un montante total de 4.000 millones de dólares. De ellos se calcula que 1.000 millones aproximadamente provienen del mercado negro de armas. Sólo en el año 2000 se fabricaron casi 7 millones de armas pequeñas y ligeras. Este tipo de armas son las preferidas por los grupos delictivos organizados o terroristas, bien por su bajo coste, en relación a las armas pesadas convencionales, como por su facilidad de portabilidad y la facilidad de ocultación de las mismas.
El tráfico ilegal de armas incrementa el riesgo de violencia asociada al crimen organizado, provocando grandes efectos de inseguridad y desconcierto en la población en general. Tal y como señalan algunos informes de la Unión Europea, este problema del tráfico ilegal de armas contribuye a la creación de una "cultura de la violencia".
En cuanto al crimen organizado, se ha comprobado que la mayoría de las organizaciones criminales dedicadas al tráfico de armas de fuego realizan dicha actividad de forma complementaria a una finalidad principal, tales como el narcotráfico, la trata de personas, robos con violencia u otros. El mercado negro constituye una fuente imprescindible para el crimen organizado en cuanto al abastecimiento de armas.
Y ¿cómo circulan estas armas ilegales por los distintos países? Europol ha señalado que, en Europa, los mayores traficantes de armas provienen de grupos delictivos organizados que tienen su origen en los Balcanes y en otros Estados del Este Europeo de última incorporación a la Unión Europea o bien las antiguas Repúblicas Soviéticas. Hemos de tener en cuenta que estos Estados cuentan con grandes excedentes de armamento del periodo soviético, y que todavía hoy sufren graves carencia en cuanto al control de sus exportaciones. La deficiente desmilitarización de sus arsenales, y el mal estado en que se encuentran muchos de ellos, han provocado un incremento importante de armas en el mercado negro, cuando no el control de los mismos por parte del crimen organizado y de las mafias locales.
A modo de ejemplo, en el año 1993 más de 3.000 oficiales del ejército ruso fueron acusados de estar implicados en actividades de tráfico de armas procedentes de estos stocks. También los importantes arsenales abandonados por las tropas rusas en el Cáucaso tras su retirada de repúblicas como Georgia o Armenia contribuyeron de forma notable a la militarización de la zona y a alimentar los conflictos entre ellos.
Una de las principales vías de entrada de armas detectadas (el llamado corredor del crimen) discurre desde Rusia, a través de Lituania, para entrar en la UE por Polonia, y a ser trasladadas desde allí vía terrestre hasta Turquía, Alemania o Bélgica. Desde estos países el transporte continuaría a través de la frontera española por los principales pasos de Irún y La Junquera, si su destino es la Península Ibérica, o vía marítima hacía puertos de Sudamérica. Otros pasillos o corredores se han detectado con origen en la antigua Yugoslavia y destino en distintos países europeos o de la costa occidental africana. En cualquier caso, la ruta más importante de entrada ilegal de armas en la UE lo constituyen las fronteras terrestres.
El fenómeno del tráfico de armas en España, está conectado con el hecho del creciente asentamiento de organizaciones delictivas en nuestro territorio, principalmente vinculadas al tráfico de estupefacientes, personas, robos con violencia y blanqueo de capitales, procediendo en gran parte dichas organizaciones de los diferentes países del Este de Europa, entre las que destacan por su carácter emergente, las de origen croata y kosovar.
Paralelamente a la constatación de dicho fenómeno, se ha detectado un aumento de la introducción en territorio nacional de armas de fuego, que si bien no van dirigidas o destinadas propiamente a su comercialización, si pasan al poder de estos grupos delictivos.
El abastecimiento de las armas de fuego procedentes del Este europeo, según las informaciones que se manejan, se suele realizar tras encargos basados en las necesidades concretas de las personas o grupos delictivos que requieran de las mismas.
Empleados de las diferentes fábricas de armas existentes en la zona, que aprovechando las insuficientes medidas de seguridad y los contactos oportunos con estos intermediarios en el comercio ilícito de armas, consiguen desviar piezas de las armas para su posterior montaje y suministro a los grupos criminales.
Declaraciones falsas por parte de los fabricantes de armas, que permiten que las armas sean expedidas a falsos clientes y distribuidores, vendiéndose en ocasiones a compañías ficticias.
Las últimas actuaciones policiales permiten concluir que, delincuentes originarios de países del Este de Europa (zona de los Balcanes, exrepúblicas soviéticas) se dedican a hacer el transporte de todo tipo de armas que, bien por encargo o para distribuir directamente, trasladan ocultas en coches o furgonetas a España. Esta sería la principal fuente de abastecimiento de aquellos grupos delictivos en nuestro país, dedicados a la ejecución de atracos a joyerías, centros comerciales y viviendas. En estos casos, los medios de ocultación utilizados en los vehículos utilizados son sencillos, aprovechando los espacios disponibles de los mismos. Al respecto, señalar que se conocen casos de transportes de armas cortas ocultas en los depósitos de combustible de camiones que realizan rutas internacionales.
Las últimas informaciones que se vienen recogiendo, indican que el transporte marítimo se trata de un procedimiento de introducción de la mercancía cada vez más utilizado por las organizaciones dedicadas a esta actividad, revelándose como la alternativa al método de introducción vía terrestre, y en especial al sistema que emplea los autobuses de pasajeros, al ser conscientes de que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado han intensificado las aprehensiones de armas trasladadas por este sistema.
Durante los dos últimos dos años, la costa española se ha afianzado, como lo demuestran las informaciones de que se dispone por medio de actuaciones policiales o confidencias, como zona de intercambio de drogas por armas, procedentes las primeras del norte de África, y las armas del Este de Europa. De este modo, la costa española, adquiere un protagonismo, en función de lo expuesto, de constituir el escenario para la materialización de este tipo de intercambios, recurriéndose para ello a las zonas más comunes de desembarco de hachís.
Finalmente, y para complicar aún más las posibilidades que ofrece el transporte ilegal de armas de fuego por mar y su introducción en territorio nacional, hay que mencionar el amplio litoral español, que presenta innumerables lugares para su desembarco, tras ser trasladadas por embarcaciones rápidas desde cualquier otro punto costero del Mediterráneo, y de procedencia original en el Este de Europa A su vez, estos enlaces recurren a sus contactos en dichos países donde existe producción (principalmente en la República Checa, Bulgaria, Rumania), adquiriendo allí las armas, de las que se pueden señalar tres procedencias principales: