martes, 10 de enero de 2012

"¿EXISTE UN PERFIL DE DELINCUENTE ORGANIZADO?"

Andrea Giménez-Salinas Framis,
Laura Requena Espada,
Luis De La Corte Ibáñez, 
 Universidad Autónoma de Madrid.

Exploración a partir de una muestra española” se desprende que el perfil sociodemográfico del delincuente relacionado con las actividades de delincuencia organizada tiene características diferenciales respecto al delincuente de mayor incidencia o común. Al respecto y siguiendo el citado estudio se significa:

1.-  Es un perfil de delincuente adulto teniendo en cuenta la media de edad del estudio (33 años), siendo 31 para mujeres y 34 para hombres. La edad media en otros estudios de este tipo (Van Kopper et al., 2010a) es ligeramente superior (38 años).

2.- En referencia al sexo, la presencia de la mujer es inferior al hombre como ocurre en la delincuencia en general, aunque presenta variaciones  importantes según las actividades delictivas que estemos analizando. En alguna de ellas, como el tráfico de inmigrantes, la trata de personas o el tráfico de drogas de síntesis, la proporción de mujeres es superior a la de otro tipo de actividades delictivas. Por otro lado y respecto al papel de la mujer en las actividades de criminalidad organizada no se reserva únicamente a papeles secundarios o de apoyo sino a papeles claves como: labores de encubrimiento, custodia de mercancías, servir de “pantalla” en la firma de documentos de alquiler de viviendas, compra de vehículos, adquisición de material, etc. También existe un pequeño porcentaje que ocupa un puesto de liderazgo ya que existen 5 organizaciones de las 65 analizadas cuya dirección tiene representación femenina.

3.- En referencia al estado civil del infractor, el 92% de los sujetos analizados tiene pareja estable y el 95% de ese grupo tiene hijos. Las teorías criminológicas explicativas de la delincuencia se concentran prioritariamente en la explicación de la delincuencia más prevalente que consiste en una delincuencia limitada a la adolescencia (Moffitt, 1993), que cesa posteriormente por factores favorecedores del desistimiento como el acceso a un trabajo legal o el matrimonio (Farrington, 2003, Sampson y Laub, 2005). Sin embargo, en el presente estudio –sobre el crimen organizado- nos encontramos con una delincuencia que se produce a pesar de la existencia de dichas circunstancias. Estamos ante un tipo de delincuencia propia de la edad adulta, con un perfil de delincuente opuesto al del delincuente común: sujetos casados o con pareja estable y padres de familia.

4.- Respecto a la nacionalidad, nuevamente los datos rompen tópicos a los  que nos tienen acostumbrados los medios de comunicación, los datos muestran que los españoles participan en mayor medida en este tipo de actividades delictivas, están presentes en la mayoría de las actividades ilícitas, ocupan puestos relevantes en las organizaciones en mayor proporción, son poseedores de contactos y recursos relevantes y facilitan en mayor proporción a los extranjeros sus empresas legales para facilitar la ejecución de la actividad ilegal.

5.- Cuando se analiza la disposición de trabajo legal por los españoles, nos damos cuenta de que casi un 60% mantiene un trabajo legal en paralelo a su actividad delictiva y un 40% no tiene trabajo legal. Por tanto, el trabajo parece que no es un factor de desistimiento de la carrera criminal (Sampson y Laub, 2005) ni el desempleo es un factor de riesgo para la delincuencia en la edad adulta temprana (Loeber et al., 2009), sino que el trabajo y la actividad ilegal son compatibles en  diversas condiciones. Como mínimo, del análisis cualitativo de los datos, encontramos tres formas de relación distintas que pueden existir entre la actividad de delincuencia organizada y el empleo legal:

5.1.- La primera cumpliría una función acumulativa. En estos casos, la actividad ilegal puede ofrecer un sobresueldo que se añada a la ganancia generada por la vía legal constituyendo una ventaja acumulativa para quien las desarrolla.

5.2.- En la segunda relación, la actividad legal ejercería una función protectora respecto a la actividad ilegal sirviendo de pantalla para evitar el control policial. Ej: poner a disposición de la organización tiendas de antigüedades para la venta de objetos de arte robados, estancos para facilitar la venta de tabaco de contrabando, talleres mecánicos que facilitan el doblaje de matrículas de vehículos, clubes de alterne para facilitar la prostitución de jóvenes, etc.

5.3.- La tercera relación sería (función) contractual, en virtud de la cual determinadas personas que ejercen una actividad legítima, prestarían servicios a una organización criminal a cambio de un precio. El ejemplo clásico y común de este tipo de servicios es el prestado por abogados o notarios para el desarrollo y gestión del dinero o ganancias procedentes de la actividad delictiva.

6.- En relación a la población extranjera, el porcentaje de sujetos con trabajo legal es mucho menor, pese a ello, entre el 20 y el 40% tienen un trabajo legal, lo que confirma la coexistencia de dicha ocupación con la actividad delictiva como una pauta ampliamente extendida.

7.- Finalmente, respecto de los antecedentes policiales de los sujetos, nos encontramos con más de un perfil no siempre relacionado con una larga carrera delictiva. La muestra se agrupa en tres tipos:

7.1.- Un grupo de delincuentes primarios, sin antecedentes, que pueden haber iniciado tardíamente su delincuencia a partir de oportunidades ocurridas en la edad adulta (trabajo, entorno, ocio, etc).

7.2.- Un grupo de delincuentes con un pasado en la delincuencia común que les ha permitido adquirir experiencia y encaminarse a la delincuencia organizada.

7.3.- Finalmente, aparece otro grupo que sí tiene antecedentes en la delincuencia organizada y, curiosamente, sus antecedentes son más numerosos que los sujetos que sólo tienen antecedentes en la delincuencia común.

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